Posdata

Hace años, cuando estaban surgiendo sociedades John Birch por todo los Estados Unidos, la gente gritaba: “¡El tiempo ha llegado! ¡Vienen los comunistas!” “Están tomando el control. Sólo nos quedan unos años.” Con gran entusiasmo y fervor, los cristianos se reunieron para pelear contra ese monstruo y detenerlo, aunque para ello tuvieran que unir fuerzas con los católicos romanos. Esa fue una gran cortina de humo para desviar la mirada de los cristianos, a fin de que no vieran lo que el Vaticano estaba haciendo para tomar el control mundial. 

Ahora está sucediendo otra vez. Sólo se ha cambiado el nombre. El movimiento más reciente se conoce con el nombre de “Movimiento de la Nueva Era”, y tiene mucha fuerza. Pero, ¿quién está detrás de él? 

Sabemos que ese movimiento es una abominación, y la Biblia nos dice que la madre de las abominaciones es la ramera de Apocalipsis 17, la Institución Católico Romana. Puede estar seguro de que los jesuitas, los Illuminati, el Opus Dei y los masones están dirigiendo sus actividades, y el resultado es otra gigantesca cortina de humo que ya está alejando la atención de los cristianos, mientras que el Vaticano usa secretamente este movimiento para lograr sus metas. 

El obispo Fulton Sheen atacó el comunismo en el pasado y, aunque la Nueva Era es un subproducto de Roma, la atacarán violentamente para cumplir con sus propósitos. Los católicos tratarán de unirse a los cristianos para atacar juntos al “Movimiento de la Nueva Era”. Los cristianos ya cayeron en la trampa y los jesuitas se están riendo a mandíbula batiente. 

Poco antes que se publicara la edición original de este libro en inglés, recibimos la siguiente carta de un hombre que había escuchado la grabación que sirvió de base para el libro:

Estimado Jack: 

Ayer escuché su grabación CORTINAS DE HUMO que un hermano en Cristo me prestó. Ahora son más de las 2:30 a.m. No podía dormir y necesitaba escribirle esta carta. Los hechos terribles que menciona son sencillamente aterradores. 

Crecí en Alemania oriental, en un área que es principalmente católica, y conocí algunas de las cosas que usted menciona. Recuerdo haber visto en Munster las jaulas de acero, colgadas de los campanarios de la catedral, en las que dejaban que los anabaptistas murieran de hambre hasta que las aves se comían su carne. Hace 27 años se podían ver esas jaulas. No sé si todavía están allí. Personalmente, creo que en su grabación no se ha dicho ni la mitad de lo ocurrido, aunque lo que dice ya es horroroso. 

W.K., Linden, N.J.